lunes, noviembre 27, 2006

La inmolación

Jesús Silva-Herzog Márquez

Nadie puede exigirle a Andrés Manuel López Obrador aceptar una derrota que no alcanza un punto de 100 y que aún no se formaliza institucionalmente. Resulta perfectamente entendible que se resista a proclamar como vencedor a Felipe Calderón. La ley le ofrece recursos y los está empleando. No puede satanizarse el ejercicio de los derechos. Pero no ha sido ésa la única ruta que ha escogido el ex candidato presidencial. No ha sido, siquiera, su ruta principal. Por el contrario, por encima de la impugnación ha optado por la descalificación general de la elección. Una jornada que fue calificada como ejemplar se convirtió de pronto en el episodio central de una estafa que nadie logra probar. López Obrador y sus seguidores sostienen que la elección fue un fraude. A su juicio, un poder dispuso la alteración de la voluntad ciudadana y logró imponerse sobre todos los mecanismos de control de nuestro régimen electoral. Sus pruebas han sido flojas, cuando no le han resultado francamente contraproducentes.

La admisión inmediata de la derrota no era una opción razonable para el PRD. Si ese camino estaba cerrado bajo cualquier criterio estratégico, ¿cuáles eran sus opciones frente a la frustrante información oficial? La alternativa era impugnar o reventar. Seguir el sendero de la impugnación implicaba ratificar un compromiso con el dispositivo institucional y emplearlo para cuestionar lo cuestionable. Hacer acopio de razones y pruebas para demostrar ante los jueces que el cómputo tiene errores que pueden revertir el sentido de la elección. No ha sido ésa la opción elegida. La decisión de los perredistas ha sido reventar la elección. En su discurso público y en su petición judicial, pretenden tirar a la basura la elección de presidente de la República. Valdría la pena detenerse a analizar la lógica y la visión política de los redactores de la demanda perredista. Con frecuencia invocan como fuente de cultura electoral a Wikipedia (la enciclopedia en internet famosa por la ausencia de rigor académico en la redacción de sus notas) y declaran como autoridad democrática a ¡José Stalin! Los abogados lopezobradoristas, en efecto, citan al genocida como un respetable teórico de la democracia. Inteligente estrategia legal: siguiendo este consejo, habría que entregar cualquier petición a la Comisión de Derechos Humanos con el respaldo de los escritos de Hitler.

La ruta de la descalificación es un sendero extraordinariamente riesgoso para López Obrador. Es cierto: se trata de su terruño: el lugar de las movilizaciones, de la confrontación y de la radicalización. Nadie conoce ese paraje como él. Pero ahora ese lugar representa un riesgo que nada tiene que ver con los riesgos conocidos. Ante el desafuero, López Obrador tenía buenas, sólidas razones. Por eso convenció a muchos del atropello. Hoy defiende un caso extremadamente débil. Nadie, que no sea un devoto de su causa, le concede razón. Ayer tenía en su contra las torpezas e ineptitudes de Vicente Fox. Hoy enfrenta a millones de ciudadanos que observaron un proceso competido y una jornada ejemplar. A millones que votaron con tranquilidad. A millones que recibieron y contaron los votos. A miles de observadores nacionales, a cientos de vigías internacionales que no encontraron ninguna evidencia de la terrible estafa. La opción de descalificar todo el proceso electoral significa una determinación de enormes consecuencias para el futuro de su liderazgo.

López Obrador ha optado por reavivar la intensidad de sus respaldos a riesgo de perder la cantidad de sus apoyos. No ha querido conducir su popularidad y su poder para defender ahora su causa en la elección, reservándose capital para el futuro. El político tabasqueño no está dotado de paciencia y está dispuesto a quemar todos sus recursos, a quemarse él mismo, para impedir la asunción de Felipe Calderón. Presenciamos el espectáculo de la inmolación del político más carismático de la historia reciente de México. Un político que, al tiempo que enciende la pasión desbordada de sus seguidores, rompe contacto con ese universo moderado y vacilante de los votantes independientes. Ésa parece ser la determinación de López Obrador. Si no soy Presidente hoy, no lo seré nunca. Si nunca seré presidente de México, que no sea Calderón.

La boca de López Obrador es una hoguera en la que se quema un liderazgo que trascendió al PRD, a la izquierda, a la Ciudad de México. Sus flamas chamuscan a medio mundo: al IFE que es un nido de ratas, a los técnicos que son ladrones con computadora; a sus representantes que se vendieron; la elección toda que fue un cochinero. Pero el fuego retórico también carboniza a un dirigente que, al radicalizarse, se margina y se separa de una ciudadanía que no lo acompaña en su fantasía conspiratista. La inmolación de López Obrador está dañando también al PRD, el partido que tanto ganó en la reciente elección. El liderazgo del tabasqueño está poniendo en riesgo los enormes avances del PRD no solamente como una opción exitosa de gobierno sino como una organización confiable e institucional. Nadie dentro de ese partido ha logrado construir un argumento de sensatez para los días que corren. Todos han seguido la obsesión del caudillo. Es una mala señal el que un partido no encuentre en su propia diversidad los reflejos de moderación y racionalidad que necesita.

López Obrador se incinera y está dispuesto a quemarse en la casa de su partido. Pretende quemar también uno de los grandes avances de México en su historia reciente. El complejísimo, barroco, carísimo pero a fin de cuentas confiable dispositivo electoral. No es un pleito contra el presidente del IFE, es un manifiesto contra los ciudadanos que organizaron y contaron los votos de millones de mexicanos. El héroe pirómano está dispuesto a inmolarse y a destruir la armadura de nuestra democracia.

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Fecha de publicación: 24-Jul-2006

Amlorgásmico

Nudo gordiano

Por: Yuriria Sierra
21/11/2006

"Triste, desangelado, necio… y anorgásmico". Esa fue la descripción de botepronto que me hizo un querido amigo mío que acudió ayer al acto de autoproclamación de López Obrador. Anorgásmico, dijo él. Amlorgásmico, pensé yo. Ahí donde no hay placer alguno. Y pensé que la mayoría de las mujeres que sufren de ese padecimiento (que son incapaces de alcanzar el orgasmo en una relación sexual) es porque: 1) tienen parejas que no se ocupan más que de su propio placer o sufren de disfunción eréctil o eyaculación precoz o bien porque, 2), son mujeres que desconocen su propia anatomía y, 3), asocian la actividad sexual con cuestiones de moralidad y experimentan sentimientos de culpa. Y entonces confirmé: sí, amlorgásmico. Va el diagnósitico:

1. Pareja egoísta, disfuncional o precoz. Como su nombre lo indica, la autoproclamación de Andrés Manuel fue algo muy parecido a un puro ejercicio de onanismo. El Peje, viviendo su propia fantasía (una que tiene mucho que ver con el poder y el exhibicionismo), ha optado por demostrar que él y sólo él es el macho alfa de la jungla. Que nadie más que él hable, que nadie más que él disponga, que nadie más que él porte el fetiche del deseo: una banda presidencial hecha a la medida de sus proyecciones (o por decirlo con decencia: a la medida de lo que él cree que es su medida). López Obrador: su placer es el único que importa; su discurso, sólo su propia voz endulzándole el oído; sus sueños de "grandeza" (sin albur) placeados en el Zócalo capitalino; los demás (los ahí presentes) son la parte de utilería necesaria para toda fantasía hecha realidad. Los demás (los ausentes) son el enemigo que potencia y da sentido a la virilidad violenta y manifiesta: el macho alfa existe en la medida en que es más fuerte que el otro, en que puede derrotarlo robándole a las hembras, ocupando su territorio y asustándolo con gritos que lleguen a todos los confines de la jungla.

Ahora bien: si la realidad desmiente a la fantasía porque es disfuncional y no levanta o, por el contrario, porque su ansiedad de poder terminó rápidamente en el relato poselectoral de una precoz incontinencia, siempre se podrá argumentar que aquí alguien más es el culpable. Cualquier compló, antes que admitir que el macho… terminó en machote.

2. Desconocimiento de la propia anatomía. La otra causa de la anorgasmia, también es aplicable a la amlorgasmia. Así como las mujeres en ocasiones son anorgásmicas porque desconocen su propio cuerpo y sus posibilidades de placer (y están tan sólo esperando a que alguien más se las revele), así las masas de lopezobradoristas. Incapaces de conocer, reconocer y ejercitar sus posibilidades de empoderamiento, se quedan nomás ahí tendiditas (en una pasividad expectante, se diría) en la plancha del Zócalo, esperando que su caudillo las lleve a las máximas cúspides del placer… Y nada. Esa ha sido la tragedia histórica de la masa mejor conocida como "pueblo": que han estado, por los siglos de los siglos, esperando al amante que les haga justicia, que las revele —ante ellas mismas— como algo más que una entidad anónima e inerte, como algo más que un cuerpo amorfo y sin la identidad más elemental de todas: la de su propio deseo. El discurso pretende moldearlo, diseñarlo e incluso imponerlo, hasta que la masa termina por creer que ese extraño sentimiento de dependencia (del caudillo representando al "otro") debe ser aquello que llaman "placer".

3. Sentimiento de culpa. Típico de algunas mujeres anorgásmicas y también de la izquierda mexicana. Y particularmente del PRD. Deslindarse del caudillo provoca profundos momentos de culpabilidad. Así pues, sí, también en este sentido, el acto de ayer: amlorgásmico…

domingo, noviembre 26, 2006

Una farsa riesgosa

Luis Rubio

Cuenta Yukio Mishima que cuando un hombre no iba a poder llegar a una cita, decidió suicidarse para que su espíritu, al menos, arribara. La alegoría retrata muy bien la lógica de López Obrador: si no la presidencia, al menos el drama. La farsa de esta semana debería llevarnos a recapacitar sobre el tipo de sistema político que tenemos y las reglas de convivencia necesarias para evitar retrocesos en nuestra incipiente democracia. Aunque la derrota es gravosa, máxime cuando fue por un margen tan pequeño y tras meses de estar arriba en las encuestas, la farsa de una legitimidad superior no es sino otra más de las muchas mentiras que pululan en el ambiente político y una burla para la democracia y los valores por los que el propio ex candidato del PRD apostó a lo largo de su campaña, al menos hasta su derrota en las urnas. Lo peor de la farsa no es el espectáculo mismo, sino el legado de mentiras típico de la vieja manera de hacer política.

Como van las cosas, en unos días el país tendrá dos presidentes, uno que triunfó en las urnas y formalmente comenzará actividades el próximo primero de diciembre, y otro que ha decidido declararse como tal aunque lo sostenga sólo su voluntarismo: ganó porque tenía que ganar. Lamentablemente, esa percepción tiene arraigo. La lucha por el poder fuera de los marcos institucionales es legítima y aceptable para una porción significativa de la población. De la misma manera en que mucha gente no ve razón alguna para rechazar los llamados productos "pirata", pensar que las elecciones sirven para determinar quién gana y quién pierde y, por lo tanto, quien es el gobernante legítimo, resulta poco significativo y muy relativo.

La toma simbólica del poder puede ser risible, pero no deja de tener un profundo sedimento de credibilidad en una sociedad donde muchos se sienten agraviados. AMLO abrió una caja de Pandora que quizá nadie pueda ahora cerrar. Pero su movimiento es profundamente racional: se trata de una racionalidad distinta a la institucional (y por eso "al diablo con sus instituciones"), pero no por eso deja de tener una lógica interna, una lógica de poder: no es el actuar de un loco. El problema es que puede acabar destapando cloacas que no hagan sino revertir, o hacer imposibles, los objetivos que el propio ex jefe de Gobierno del DF reconoce como deseables, incluidas las altas tasas de crecimiento económico.

El movimiento encabezado por el candidato perdedor no es distinto a otros levantamientos que fueron el pan de cada día a lo largo del siglo XIX. A falta de un sistema de gobierno efectivo, cualquier gobernador o líder político, rural o social, se levantaba en armas para enarbolar su causa, que, por lo regular, era bastante peregrina: el poder para sí mismo. La mayoría de esos innumerables levantamientos y revoluciones, que José Maria Luis Mora registra con precisión, acabó naufragando, pero dejaron tras de sí una estela de violencia, destrucción y desánimo. El porfiriato y el sistema priista aplacaron y sometieron toda disidencia pero no acabaron con ella: tan pronto se erosionó el poder centralizado, la violencia hizo una estruendosa reaparición (en la Revolución de 1910, en el estallido de Chiapas, en el asesinato de Colosio en 1994). Con el fin de la presidencia monopólica, la política del levantamiento ha adquirido una supuesta legitimidad.

En esto hay que reconocer el fracaso, al menos parcial, de toda una era de lucha por la construcción de una sociedad democrática. Muchos mexicanos consideran que hubo fraude en el pasado proceso electoral y una porción significativa está dispuesta a apoyar un movimiento disidente. Es posible que la política desarrollada por el gobierno de Calderón todavía triunfe y logre sumar esfuerzos de todas las fuerzas políticas -igual las institucionales que las disidentes-, pero no hay duda que la construcción institucional de los últimos años ha probado ser insuficiente para resolver el tema medular del acceso al poder.

Otra importante lección de este proceso se explica por el fin del sistema presidencialista. La centralización del poder tuvo sus beneficios y sus costos, pero uno de sus rasgos fue hacer parecer el país como una nación armoniosa y homogénea, a pesar de que la historia y realidad decía lo contrario. Pues bien, estos últimos meses también le han dado al traste a ese otro mito. La aparente armonía que arrojaba el yugo presidencialista comenzó a desaparecer desde que el congreso se convirtió en un foro saturado de disputas y la política volvió a las calles. El tema no es si el país debe ser homogéneo o armonioso para funcionar, o que el congreso deba aprobar cualquier iniciativa enviada por el presidente. El tema relevante hoy es la falta de mecanismos unánimemente aceptados para acceder al poder o resolver diferendos en esta diversidad.

Los esfuerzos de los últimos años para organizar y construir los andamios de una democracia moderna parecieron fructificar en la elección de 2000, sobre todo porque ganó un candidato de la oposición pero, más aún, porque el candidato perdedor reconoció su derrota con dignidad. Ese primer ejercicio plenamente democrático resultó insuficiente para garantizar la existencia de un gobierno efectivo y funcional. Los esfuerzos de hace una década no fueron malos pero, como en tantos otros ámbitos de la vida nacional, resultaron claramente insuficientes porque dependían para su éxito de la buena voluntad de los actores. La ficción de un país ordenado y democrático fue derrumbada a partir de que AMLO decidió no reconocer su derrota el 2 de julio pasado.

Todo esto nos conduce a los dilemas del momento. Al recibir su premio Nobel, Albert Camus afirmó que "la libertad es peligrosa: tan emocionante como difícil vivir con ella". La democracia nos abrió un espacio de libertad que por muchas décadas estuvo ausente en el país. Pero esa democracia y esa libertad dependen del cuidado y la responsabilidad con que la ciudadanía y los actores políticos las hagan suyas. El periodo entre el 2 de julio y el 20 de noviembre ha demostrado que mientras no haya una transformación integral de la estructura del poder y una autoridad capaz de hacerla valer, el país tendrá que aprender a vivir con la incertidumbre como componente natural de su quehacer cotidiano.

Cuando a la salida de su convención constituyente alguien gritó preguntando qué es lo que se había acordado, Benjamín Franklin respondió: "una república, si es que ustedes, los ciudadanos, la pueden mantener". Quizá debamos comenzar a cuidar la nuestra.

Página de internet: www.cidac.org



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Fecha de publicación: 26-Nov-2006

viernes, noviembre 24, 2006

Hace un año, en noviembre de 2005, así estaba todo!!!

La Crónica:

De acuerdo con la más reciente encuesta realizada por Consulta Mitofsky, Andrés Manuel López Obrador, cayó 14.2 puntos en la preferencia electoral en los últimos seis meses.

La encuesta titulada "Así Van", realizada del 10 al 14 de este mes, refiere que en mayo de este año, —cuando López Obrador aún era jefe de Gobierno— su nivel de preferencias electorales llegaba al 49%, porcentaje que cayó al 34.8% en noviembre de este año.

En ese lapso, Felipe Calderón, subió en las preferencias electorales casi 9 puntos, al pasar del 23% que tenía en mayo de este año, a 28.8% que tiene actualmente.

A su vez, Roberto Madrazo, subió dos puntos, ya que en mayo de este año tenía un 28% en las preferencias electorales, porcentaje que subió al 30.4% en la medición de noviembre.

Así, actualmente López Obrador sólo le lleva de ventaja a su más cercano competidor, el priista Roberto Madrazo, 4.4 puntos, y al panista Felipe Calderón, que va en tercer lugar, sólo 6 puntos.

El diputado Pablo Franco, líder de la corriente perredista Red de Izquierda Revolucionaria, habló de la encuesta de Mitofsky y sostuvo que el resultado demuestra que el PRD debe tomar el control de la campaña, porque el trabajo de las redes ciudadanas no garantiza que haya una estructura confiable y representativa.

Títulos

Marco Provencio / Milenio

En febrero de este año, al inicio de la carrera presidencial, decía el presidente Fox, para sorpresa de muchos, que al término de su mandato se iría al rancho “a escribir un libro”. En Chihuahua, con la soberbia propia de quien se consideraba indestructible, López Obrador ironizaba sugiriendo diversos títulos para “tan profunda obra”. Algunos de los que proponía versaban algo así: “Cómo acabar con las esperanzas de un pueblo en cinco años” o “Cómo intentar gobernar con una pareja presidencial”. Un concurso nacional en la materia hubiera generado una multiplicidad de propuestas que, viniendo del interminable ingenio mexicano, construirían por sí mismas una gran biblioteca.

Ahora, después de lo atestiguado este lunes recién, también hay mucho ingenio buscando el mejor título para la puesta en escena de la ascensión al trono de Andrés Manuel I. Ésta se llevó a cabo sin importar que, de manera abrumadora, diversas encuestas muestren el rechazo general hacia su postura. La encuesta GEA/ISA, presentada en estas páginas el mismo lunes, dice que 73% de la población rechaza la auto proclamación del emperador y cómo éste ha perdido su enorme nivel de popularidad de hace un año para convertirse hoy en día en el político con peor imagen en el país. Claro está que los noroñas del círculo cercano a López Obrador desconocen estas encuestas, como desconocían aquellas serias previas a la elección. En su pecado llevan su penitencia. Hay quienes, en efecto, no desean nunca ser confundidos con los hechos; quieren simplemente mantener su opinión como si fuera el espejo de la realidad.

Así las cosas, poco importa que cada vez más la izquierda en México esté volviendo a quedarse sólo con el llamado “voto duro” que por muchos años fue su camisa de fuerza. Éste no es despreciable y sí es real, pero no la hace una opción seria de gobierno.
Por lo visto, López Obrador espera que se le nombre con la misma solemnidad y respeto con la que nuestros mayores se referían en tiempos idos “al eterno”, así, sin mencionarlo por su nombre sino como una mística derivación del salmo 72:17 “… y será su nombre para siempre”. López Obrador espera, pues, que se le nombre “el legítimo”. Así, sin más.

¿Pero puede ser legítimo quien desconoce las instituciones? ¿Quien hace del incumplimiento de la ley su forma de vida? ¿Quien en su momento gobernó con un nivel de autoritarismo pocas veces visto en el pasado reciente? ¿Quien secuestró la arteria principal y el corazón de la misma ciudad que votó por él? ¿Puede ser legítimo quien perdió las elecciones y no pudo comprobar en absoluto un supuesto fraude (el único fraude comprobado fueron los dizque diez puntos de ventaja de las misteriosas encuestas que nadie vio más que el candidato perdedor)? Vaya, cuando alguien jura sobre una “Constitución General de la República” que evidentemente no existe da para pensar: a lo mejor López ya redactó su/nuestra Constitución en una tarde de inspiración literaria (la nuestra, la verdadera, la vigente, es la “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, por si hace falta).

Pero el tema relevante sigue siendo el futuro del país y no la tragicomedia en la que se envuelven día a día algunos actores políticos y sus seguidores. En una democracia no hay lugar para la farsa que atestiguamos hace unos días; no hay lugar para la amenaza que caracteriza a los radicales del movimiento lopezobradorista. El supuesto intento de evitar que Felipe Calderón asuma la Presidencia con todos los honores y protocolos del caso no sumará un ápice para que el nuestro sea un país con menos pobreza, con menos atropellos de los derechos de las personas, con menos inseguridad para todos. No hará nada para mejorar la educación, para corregir la tremenda desigualdad del ingreso que nos caracteriza, para generar cuando menos la sensación de un país más justo, con esperanza de justicia y bienestar para todos. Y no podrán pensar los perpetradores de un escándalo en el Congreso que saldrán impunes de sus actos. Los ciudadanos cobrarán caro la afrenta con la mejor arma a su disposición, el voto. Ya se vio un primer aviso en Tabasco. ¿Cuántos más necesitan?

mp@proa.structura.com.mx

México cantinflea

Por: Lluís Foix
No entiendo cómo se puede proclamar un presidente alternativo por el simple hecho de que ha habido un pucherazo no probado en los escrutinios

Augusto Assia era un gallego fascinado por Inglaterra. Felipe Fernández Armesto, ese era su nombre, se divertía contando sus vivencias en el Londres de la guerra, las costumbres de la gente del campo, los laberintos misteriosos de sus relaciones sociales.

Paseábamos un día por Fleet Street en uno de sus frecuentes viajes a la isla. Acababa de celebrarse una elección parcial y un diputado conservador ganó por una mayoría inesperadamente abultada. Yo escribí la crónica diciendo que el diputado en cuestión había arrasado en las urnas de no sé qué distrito.

En democracia no se arrasa nunca, me matizó Assia. Se gana o se pierde. Aunque sólo sea por un voto. De hecho el primer ministro Callaghan perdió una moción de censura por un solo voto en 1979, se precipitaron las elecciones generales y llegó la señora Thatcher para quedarse por mucho tiempo.

He recordado esta conversación con Fernández Armesto, cubierto con sombrero y vistiendo lanas inglesas de calidad, al contemplar el espectáculo que se está produciendo en un país tan importante como México.

Si mis lectores mexicanos me lo permiten, me consta que son muchos, les diré que México cantinflea un poco. Mario Moreno Reyes, Cantinflas, fue un célebre comediante mexicano que destacó en el cine, en el teatro y también en su compromiso social participando en actividades sindicales.

Fue tal la penetración de sus parodias y de su sentido del humor en el mundo de habla hispánica que la Real Academia de la Lengua ha admitido el verbo cantinflear, entendido como alguien que habla y actúa de forma disparatada e incongruente sin decir nada.

Se me ocurrió que México cantinfleaba al ver cómo Andrés Manuel López Obrador, derrotado oficialmente en las urnas, se proclamaba presidente del país en una ceremonia aplaudida y contemplada por más de cien mil personas en el célebre Zócalo de la capital azteca. Millones de mexicanos están al lado de López Obrador, que pretende formar un gobierno paralelo al considerarse víctima de un fraude electoral en los comicios de julio. Fue derrotado por Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional, por un porcentaje que no llegaba a un punto.

La ceremonia inaugural del nuevo Presidente tendrá lugar el primero de diciembre. Pero López Obrador se le ha adelantado jurando "proteger los derechos de los mexicanos y defender la soberanía y el patrimonio de México, asegurando la felicidad y el bienestar del pueblo". La situación es insólita y esperpéntica. México se dispone a tener un Presidente oficial y otro que actuará en paralelo. López Obrador ha roto las reglas del juego. No estoy en condiciones de verificar la limpieza del recuento. Pero si los tribunales han determinado que el nuevo Presidente es Felipe Calderón, no entiendo cómo se puede proclamar un presidente alternativo por el simple hecho de que ha habido un pucherazo no probado en los escrutinios.

Al Gore perdió las elecciones de 2000 ante Bush después de un recuento que se prolongó más de un mes en el estado de Florida, bajo la sombra de la falta de transparencia en el estado del que era gobernador el hermano del actual presidente. Y se dedicó a investigar las consecuencias del cambio climático y hoy es un personaje respetado en todo el mundo.

En un escenario más próximo, el de Catalunya, Artur Mas ha ganado las elecciones. Pero no cuenta con una mayoría suficiente para gobernar. Pasará a la oposición y no incitará a la insumisión civil de sus votantes.

La democracia tiene sus reglas. Y tanto los que pierden como los que ganan las tienen que aceptar. No se puede cantinflear en una cuestión de esta envergadura. México es un país demasiado importante en América para estas bromas.

La Vanguardia, The New York Times Syndicate

jueves, noviembre 23, 2006

López Obrador no fracasó, la culpa es de la gente

Razones
Por: Jorge Fernández Menéndez

Las palabras del impresentable vocero perredista, Gerardo Fernández Noroña, fueron terminantes el viernes pasado: no había que esperar multitudes ayer lunes en la autoproclamación de López Obrador como presidente legítimo, porque la situación había cambiado y la gente había caído en "la apatía y el desgano" en vez de continuar con la movilización. Por eso, decía el ex dirigente de El Barzón, la "resistencia civil" no ha tenido la repercusión que se esperaba. En otras palabras, Fernández Noroña, un incondicional de López Obrador, cuyo único mérito político es haber sido un provocador de la política que jamás ha construido nada mediante ella, se estaba curando en salud: preparaba sus argumentos para enfrentar el fracaso y el ridículo del acto de ayer.

Al momento de escribir estas líneas, ese acto, preparado por la muy talentosa Jesusa Rodríguez como si fuera una de sus puestas en escena de El Hábito (sin comprender o comprendiendo plenamente que precisamente por ello caería en el humorismo involuntario) estaba a punto de iniciarse, pero no es necesario esperar su final para comprender la magnitud del fracaso, adelantado por Fernández Noroña. Lo grave es que, como lo sostiene el vocero, haciéndose eco del ex candidato, la responsabilidad por ese fracaso no se debe a la estrategia adoptada por el lopezobradorismo desde la campaña electoral y profundizada a partir del 2 de julio y que ha tenido una demostración empírica con los fiascos consecutivos de las movilizaciones, la resistencia civil, el plantón en Reforma y el Centro Histórico, la derrota en Tabasco, la indiferencia ante la presidencia legítima. Un fracaso que continuará con las provocaciones previas al primero de diciembre y tendrá ese día, cuando asuma el poder Felipe Calderón, su culminación con las que ejecutarán un grupo de perredistas en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Un suicidio político en toda la línea.

Pero el fracaso no es responsabilidad del ex candidato y su equipo. Es culpa de la gente, de su apatía, de su desgano, de su incapacidad para seguir la ruta dictada por el líder. Es una lógica que se ha repetido una y otra vez por López Obrador: si la gente no lo apoya no es porque él esté equivocado, sino porque ha sido comprada o porque es débil. Hace ya varias semanas, comparamos esa lógica de López Obrador con aquella memorable escena de la película La Caída, que nos cuenta las horas finales de Hitler, cuando los pocos cercanos que le quedan le piden que concluya la guerra, para evitarle sufrimientos al pueblo alemán y éste responde que no, que mejor sufran, porque supieron estar a la altura de su liderazgo, incluso si ello implicaba su aniquilación.

Son historias que reflejan una realidad diferente, pero la ruta, la lógica, es la misma: el pueblo no estuvo a la altura del líder y por lo tanto la responsabilidad es suya, nunca puede ser consecuencia de una política y un liderazgo equivocados. La forma en que se ha extendido esta enfermedad en el perredismo, la dio, también la semana pasada, nada menos que el secretario general, Guadalupe Acosta Naranjo, un hombre que solía ser sensato y que, cuando fue interrogado sobre porqué el PRD estaba "obligado" a impedir la toma de posesión de Felipe Calderón Hinojosa, aseguró, sin sonrojarse, que si no la impedían, la gente pensaría que "ya los habían comprado". Otro alto dirigente del perredismo, también incluido entre los políticos sensatos de ese partido, interrogado en privado sobre por qué había adoptado el discurso radical y seguido acríticamente a su líder, nos comentó que ése "era el papel que le había tocado jugar", como si un extraño determinismo se hubiera impuesto sobre su comportamiento.
Es absurdo, ni la gente piensa que cuando un político actúa civilizadamente es que se ha vendido ni el determinismo puede ser la cosmovisión ("el papel que me tocó jugar") de un dirigente capaz de articular una política sensata para su partido.

No hay nada peor que un discurso en el cual se reivindica constantemente a la gente al mismo tiempo que se desprecian sus opiniones. Pero en eso anda el lopezobradorismo. El perredismo pagará un precio muy alto por esta tragicomedia de errores. La renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas a la Comisión Organizadora del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución es un ejemplo. Significa haber perdido un espacio que hubiera podido ser casi único con el fin de reflexionar sobre un camino futuro para el país pero sobre todo en el caso de las corrientes progresistas. Y Cárdenas debió renunciar por las presiones que se generaron dentro de su partido. El fundador del PRD, como los gobernadores perredistas, se ha distanciado de la ruta seguida por López Obrador y muchos de ellos están apostando a construir algo nuevo, diferente. Pero López Obrador quiere transformar su fracaso en el hundimiento definitivo de su partido para, sobre sus restos, construir, sólo él y sin contrapesos, una nueva corriente política.

lunes, noviembre 20, 2006

Miss Tabasco

López Obrador amenaza a México / Editorial de El País / 20/11/2006

López Obrador amenaza a México

El candidato fracasado a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, ha convocado para hoy a sus seguidores en la plaza del Zócalo de la capital mexicana para organizar una fantasmal farsa política en la que quiere proclamarse jefe de Estado legítimo con un Gabinete en la sombra. Tiene el propósito así de convertir en permanente, e incrementar incluso, su ya insoportable desafío a las instituciones legítimas del Estado democrático. Éstas confirmaron en su día la victoria del ya presidente electo Felipe Calderón, que habrá de jurar su cargo el próximo día 1 de diciembre. Salvo que a última hora el sentido común le conduzca a una muy poco probable enmienda, el candidato izquierdista del PRD que lidera el Frente Amplio de Progreso (PAD) va a cometer hoy el peor y más disparatado de los errores que, sin descanso, viene encadenando desde que perdió el pasado 2 de julio, y por muy estrecho margen, unas elecciones que creía ganadas.

Si algo ha logrado López Obrador con su permanente y escasa consideración con las instituciones democráticas del Estado y con sus decisiones es el oprobio de poner en peligro la convivencia pacífica y la paz civil en esa gran nación que es México. La movilización de cientos de miles de seguidores de las opciones de izquierda y de viejos aparatos clientelistas y antidemocráticos en favor de una aventura política antiinstitucional y antidemocrática pesará como una losa sobre las posibilidades de nuevos líderes de la izquierda para presentarse como alternativa al nuevo Gobierno con opciones políticas racionales.

López Obrador puede haberse visto inducido a actuar así por los aires de populismo revolucionario que en los últimos años se han abierto paso en la región y por el mal cálculo de considerar que si otros han conseguido beneficios de su explotación éste podría ser también su caso. Los llamamientos de Felipe Calderón y del aún presidente Vicente Fox para reconducir la situación por el bien de la armonía nacional sólo han tenido el insulto por respuesta. Que López Obrador y sus seguidores utilicen el aniversario de la Revolución Mexicana de 1920 para su mascarada no hace sino profundizar el agravio a las instituciones.

Pero la realidad es que tal encastillamiento no conduce a ningún lado si no es a la insignificancia política, que irremisiblemente irá llegando con la defección en sus propias filas. Nadie puede descartar que López Obrador y la izquierda que ha seguido su populismo cuasi suicida hagan aún más daño a la democracia mexicana con toda su conducta que culmina en el acto de hoy. Sí se puede descartar ya que el candidato derrotado, al negarse obstinadamente a aceptar el veredicto de las urnas y cortarse cada vez más a sí mismo las salidas para una retirada mínimamente digna, vaya ya jamás a ser un presidente legítimo y democrático de México. Ahora se trata de evitar que su fiasco personal lo acaben pagando la nación y las instituciones que parece querer secuestrar.
www.elpais.es

domingo, noviembre 19, 2006

La Banda "Pejidencial"

´Golpe de estado´ legislativo, una posibilidad nada lejana

Itinerario Político
Ricardo Alemán
El Universal

Domingo 19 de noviembre de 2006

´Golpe de estado´ legislativo, una posibilidad nada lejana
Los enfermos de presidencialismo, parodia en horario estelar

E n los días previos al 1 de diciembre, fecha en la que Felipe Calderón deberá asumir el cargo de presidente de los mexicanos, se convierte en un lugar común la interrogante sobre los agitados tiempos políticos: ¿quién se iba a imaginar que a partir del 2 de diciembre existirían dos presidentes en México: el constitucional y el "legítimo"?

Pero es posible responder la duda con otra pregunta: ¿había alguien sensato, antes del 2 de julio, que creyera que Andrés Manuel López Obrador respetaría el resultado electoral si le era adverso? Si la respuesta es sincera habrá que decir que no, que nadie creía que el "indestructible" aceptara el veredicto de las urnas si no lo favorecía. Otra interrogante: ¿cuál fue la pregunta que más se le formuló a López Obrador durante su precandidatura y a lo largo de su candidatura?

Tendremos que concluir que fue esa, si respetaría los resultados. Y a regañadientes, en todos los casos el señor Obrador debió responder que sí, que sería respetuoso de los resultados. Bueno, mostraba fastidio ante la pregunta, porque él y sus leales estaban plenamente convencidos de que ya tenían el triunfo en la bolsa, que el 2 de julio sería un mero trámite. Más aún, el tabasqueño nunca habló de un posible fraude, a pesar de que centró sus ataques discursivos en instituciones como el IFE y el TEPJF. La posibilidad de una derrota no estaba en el diccionario de AMLO.

¿A poco no sabían, los mexicanos sensatos, medianamente informados y que lograron sacudirse el fanatismo político de las partes en disputa, quién era AMLO y cómo reaccionaria frente a una posible derrota? ¿A poco de veras es una sorpresa que el señor López Obrador recorra el país en ese penoso papel de "presidente legítimo"? Por eso, a estas alturas, nadie debiera sorprenderse del triste espectáculo en que se ha convertido la política mexicana y el proceso de sucesión presidencial. El lamentable papel de la llamada izquierda mexicana, convertida en una caricatura de su historia, es más que una tragedia, sobre todo frente a la comedia que veremos mañana lunes, en donde la política y los políticos de esa izquierda vestirán los ropajes de bufones de la corte, del poder. La política mexicana convertida en un espectáculo de lágrimas y risas.

El mandato

Es una tragedia que a una provocación discursiva -como la amenaza lanzada por el PRD y cuyo autor intelectual es el señor López Obrador-, de que impedirá, "a costa de lo que sea", que Felipe Calderón tome posesión y proteste frente al Congreso como presidente, el país se convulsione, se produzcan interminables debates sobre lo que debiera ocurrir el 1 de diciembre, se especule sobre la posibilidad de un golpe de Estado legislativo, y existan quienes dicen que sólo se trata de un ritual del viejo presidencialismo que debe ser tirado a la basura.

En efecto, una buena parte del articulado constitucional y de sus leyes reglamentarias son ordenamientos legales obsoletos, que fueron diseñados por y para la sobrevivencia del viejo régimen, a modo de un sistema político soportado en el partido único y en el poder vertical del presidencialismo. Sí, pero ese contrato social es el que existe, el único que tenemos, que no ha querido ser modificado por la grosera partidocracia a la que se ha reducido la disputa por el poder; es el mismo ordenamiento por el que fueron elegidos los diputados y senadores del PRD, el mismo que les da legitimidad, poder y jugosas dietas, el mismo que juraron respetar y hacer respetar.

Y más allá de su obsolescencia, de su carácter cortesano, la Constitución y sus apartados relativos a la trasmisión del poder presidencial son una regla que, en tanto no sea cambiada, debe ser respetada, sobre todo por aquellos cuya misión es esa, la de reformar y hacer leyes nuevas, modernas, acordes con los tiempos que vivimos. Es una tragedia que no exista autoridad capaz de contener los excesos -ya no retóricos, porque el PRD y sus políticos pueden decir misa, si quieren-, sino políticos, de violencia política, que colocan a toda la sociedad a merced de un puñado de irresponsables enfermos de presidencialismo, que a nombre de la legalidad y la democracia transitan por los caminos ilegales y que atentan contra los fundamentos democráticos.

¿Quién le dio a los señores López Obrador, Navarrete, Noroña, Monreal, Ortega, Camacho, Ebrard, Garza y muchos otros del PRD más locuaz, el derecho de demoler la casa de todos? En efecto, el sistema presidencialista y representativo sobre el que se diseñó la nación, les otorga a los diputados federales la representación del pueblo y a los senadores la representación del pacto federal, de la Unión. Pero los diputados y senadores no son más que eso, los mandatarios de esa representación, porque los mandantes son todos los mexicanos. Los diputados y los senadores del PRD son, o debieran serlo, empleados de los ciudadanos, de los mandantes, pero en la realidad se comportan como los dueños del pensamiento, de las ideas, anhelos y frustraciones de los ciudadanos.

Secuestro y golpe

¿Cuántos ciudadanos están de acuerdo con la violencia política lanzada por AMLO y sus leales contra los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial? Vamos a suponer, a partir del resultado de los comicios del pasado 2 de julio, que 15 millones de mexicanos que se dicen agraviados, que sostienen que en esa elección se cometió un fraude, están de acuerdo con que Felipe Calderón sea impedido, "a costa de lo que sea", de asumir el poder presidencial y de protestar frente al Congreso. Esos 15 millones de mexicanos, a los que representa o dice representar el PRD, sus diputados y senadores y su "legítimo", no son los 40 millones que votaron ni el total de más de 60 millones de electores potenciales, y menos los poco más de 100 millones de mexicanos. ¿Cuántos mexicanos están en contra de la violencia política propuesta por el PRD y su dueño?

Pero vamos más adelante. Vamos a suponer que, en efecto, las fuerzas oscuras, la ultraderecha, el poderoso capital privado de dentro y fuera, y los medios "vendidos" se confabularon para cometer un horrible fraude contra el señor del gallo y de la pluma. En el mismo supuesto, vamos a imaginar que las instituciones electorales, como el IFE y el Tribunal Electoral, se prestaron para legitimar ese fraude. Vamos a creer que la elección presidencial se llevó a cabo de manera separada a la de diputados federales y senadores, lo cual legitimaría plenamente a esos diputados y senadores.

Frente a todos esos supuestos, ¿tiene algún sentido impedir mediante la violencia política que Calderón asuma el poder y proteste frente al Congreso? ¿Qué no están actuando, los diputados federales, senadores del Partido de la Revolución Democrática, y el "legítimo", de la misma manera, ilegal y facciosa, que el grupo al que acusan? ¿O es que estamos ante el caso de combatir la ilegalidad con más ilegalidad? Si un grupo faccioso asaltó el poder mediante las peores trampas, la facción derrotada responde con las mismas armas, con la misma violencia política y con las mismas ilegalidades, para impedir el ejercicio del poder de los primeros.

Pero resulta que los supuestos arriba citados: el fraude, la confabulación de los poderes institucionales y fácticos, y las elecciones separadas presidencial y de Congreso, no se dieron. Pero aun así, el PRD, sus diputados federales, senadores y su ex candidato presidencial transitan por la ilegalidad, no para combatir otra ilegalidad, sino para cobrar venganza de una vergonzosa derrota de la que todos en el PRD y en torno al "indestructible" tienen parte de la culpa. En el fondo asistimos a una venganza política, a un secuestro de las instituciones, y en el fondo, hasta de una intentona de golpe de Estado legislativo.

Si Felipe Calderón es impedido a asumir el poder y a protestar frente al Congreso, se crea el escenario ideal, y no imposible, para que ese Congreso decida nombrar a un presidente provisional, ante la ausencia del presidente electo. Y esa posibilidad, extrema pero existente, no tiene otro nombre que "golpe de Estado legislativo". Es decir, que una parte del Congreso -en este caso las bancadas del PRD- cree una crisis política extrema pero artificial, para impedir que el presidente electo se presente a asumir el cargo y a protestar guardar y hacer guardar la Constitución. En ese escenario, uno o más partidos están ante la posibilidad de nombrar a un presidente provisional. ¿Eso es lo que quieren? Si la respuesta es afirmativa, entonces asistimos a la confirmación de que el señor López Obrador no sólo era, sino que sigue siendo un peligro para México.

La comedia

Y en el otro extremo de la tragedia aparece, puntual, la comedia. Y es que es de risa no sólo el espectáculo producto de la enfermedad del presidencialismo, que nos ofrecerá en unas horas el "legítimo". Pero primero vale la pena explorar las contradicciones. Diputados federales y senadores del PRD dicen que la toma de posesión del 1 de diciembre es un ritual propio de los gobiernos priístas, y que esa ceremonia ya no responde a los tiempos de la democracia. El culto al presidente, el Congreso que lo aclama, la banda presidencial y el juramento, además del discurso de buenas intenciones. En efecto, usos y costumbres pasados de moda. ¿Pero por qué los diputados y senadores del PRD no se preocuparon por promover cambios a ese ritual? Más aún, ¿por qué no se preocuparon los señores legisladores de ese partido, y de otras legislaturas, por perfeccionar los órganos electorales, para evitar el horrible fraude del que fueron víctimas?

La respuesta es elemental. Porque el PRD de López Obrador, que ya poco o nada tiene de su rico origen de izquierda, no le interesaba y aún no le interesa la vida democrática, porque querían gobernar en ese sistema político imperfecto, que estimula la presidencia imperial, el culto al presidente, el mandato vertical y autoritario. El señor López Obrador y su claque quieren gobernar al México creado por el viejo PRI, y con lo más posible de sus viejas reglas.

Y una muestra contundente la ofrecieron en las horas siguientes al 2 de julio, sobre todo el 16 de septiembre, cuando en una simulación de Convención Nacional Democrática (CND), que de convención, de nacional y de democrática nada tuvo, el señor López Obrador fue proclamado "presidente legítimo". ¿Cómo se dio forma a esa convención y a esa proclama? Con acarreo, con dinero público, con simulación y engaño, y sin consultar a los miles de acarreados y de los que de manera legítima y respetable creían y aún creen en AMLO. Un repaso elemental de la forma en que se gestó la CND nos demuestra que se emplearon las mismas prácticas de corrupción, clientelares, antidemocráticas y autoritarias del viejo PRI. ¿Dónde está lo nuevo, lo democrático? Por ningún lado.

Esas mismas prácticas, aderezadas de la simpática comicidad en que ha terminado el Partido de la Revolución Democrática y su mesías, es lo que veremos mañana lunes cuando en el zócalo se realizará el mismo ritual de la sucesión que tanto critican los perredistas frente al Congreso. AMLO llegará no al recinto de San Lázaro, sino al zócalo, en donde será aclamado, en donde recibirá la banda presidencial, en donde protestará frente "a la gente", en donde ofrecerá su discurso y en donde saldrá en medio de vítores del respetable. ¿No que es un ritual rancio y que simboliza lo más viejo de la presidencia imperial? Que se haga la modernidad, los cambios, la democracia, en los bueyes de mi compadre. El problema es que la toma de posesión del zócalo, el ungimiento de López Obrador, no será más que una tramoya pirata, patito, chocolate. Y sería, como señalan algunos, un renovado capítulo de El privilegio de mandar, si no fuera porque también encierra un fuerte tufo a "golpe de Estado partidista". Es decir, cuando se manda el mensaje de que "a costa de lo que sea" se impedirá que Calderón asuma el poder, lo que se quiere decir es que, "a como dé lugar", AMLO le arrebatará el poder a los que osaron ganarlo en las urnas.

Si no soy yo, nadie

En el fondo, lo que veremos mañana lunes en el zócalo y el viernes 1 de diciembre en San Lázaro, no es más que el principio de una guerra política irresponsable, la venganza de un enfermo de presidencialismo que no reconoce límite, leyes ni democracia alguna, y que está dispuesto a que si no fue él el elegido, no será nadie. López Obrador, su claque, sus partidos y sus aliados están dispuestos a hacer lo que sea por hacer fracasar al gobierno de Calderón, por derribarlo, por obstaculizarlo. Con el cuento de que llegó al poder gracias a un fraude, AMLO y sus partidos -PRD, PT y Convergencia- se convertirán no en los enemigos más feroces del gobierno de Calderón, sino de la naciente democracia mexicana, en el enemigo de todos los mexicanos. Porque si se el "legítimo" le apuesta a la ingobernabilidad y al caos, le estará apostado ala profundización de los grandes problemas nacionales, le estará apostando al fracaso de todos.

El señor Calderón se sacó la rifa del tigre, y corre el riesgo de ser tragado por ese animal. Por lo pronto, deberá superar el obstáculo del 1 de diciembre sin permitir el secuestro; de lo contrario, habrá comprado otro boleto, pero sin retorno. Al tiempo.

aleman2@prodigy.net.mx

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sábado, noviembre 18, 2006

Preguntas pejítimas

Nudo Gordiano
Por: Yuriria Sierra

En cosa de 48 horas, Andrés Manuel López Obrador estará autoproclamándose presidente legítimo (según sus propios parámetros y definición de legitimidad), personaje que, hasta donde la razón nos permite entender, no tendrá otra responsabilidad más que seguir alimentando el delirio y la desrealidad entre sus seguidores.

Aun así, lo del lunes será un acontecimiento que la historia de México guardará entre sus anales (ya sea en la parte de tragedia o en la de comedia, pero de que figurará en las monografías, no lo dude usted). Sin embargo, la que estas líneas escribe (o sea, yo) tiene muchas preguntas y muy legítimas (perdón, pejítimas) sobre lo que representa una presidencia región 4 en tiempos de la pospolítica institucional. Se vale plantearlas:

¿El presidente pejítimo tiene fuero? Afortunadamente no. ¡Imagínese usted que alguien tratara de desaforarlo una vez más!

¿Puede poner y quitar gobernadores? Tampoco, pero lo intentará. De hecho, ya ha tratado en varias ocasiones de "colgarse" de la causa de la APPO, pidiendo la renuncia de Ulises Ruiz porque, a estas alturas, Flavio Sosa jala más banda y reflectores que su movimiento postelectoral.

¿Puede representar a México? Puede intentarlo, pero dudamos que se decida, ahora sí, a sacar pasaporte y visa para viajar fuera del país. Todo parece indicar que López Obrador sufrió, sufre y sufrirá de un inexplicable chovinismo (odio al extranjero) que radica en el hemisferio izquierdo de su masa cerebral.

¿Dará pensiones a viejitos? No. Más bien le pedirá a los viejitos su pensión.

¿Primero los pobres? Sí, primero los pobres son los que se mocharán con un billete para mantener a los ultradesempleados. Porque ya lo dijo López Obrador: además de la mochada a la quincena de los legisladores perredistas el presidente pejítimo y el gabinetillo en la sombra vivirán de las aportaciones que genere la esperanza (que será necesario alimentarla con buenos rollos) de las clases más desfavorecidas del país.

¿Cómo será su banda presidencial? Trascendió que hay varias previamente confeccionadas: una de macramé (la de diario), otra de chaquiras (para las galas) y una más de papel de china (por si le dicen que las otras dos son bandas de piratería).

¿Tendrá pareja presidencial? Todo parece indicar que sí: hace dos semanas se casó en lo oscurito con Beatriz Gutiérrez Muller (qué gacho que no invitó "al pueblo" ni un arroz con mole, ¿no?). Pero, al parecer, la pejítima primera dama no hará subastas de vestidos. A lo más, tal vez a medio sexenio, se autoproclame presidenta pejítima y derroque al pejítimo sin pedirle permiso. Total, ¿qué ley, escrita o no, estaría violentando la muchacha? Ninguna.

¿Armará un compló? Si la pregunta es: "¿en contra suya?", la respuesta es: "ya lo armó", y le salió de exitoso como no le hubiera resultado a ninguno de sus enemigos.

¿Por qué son ultras los ultras? Porque están ultradesempleados. Se quedaron sin su hueso ultrasabroso después del 2 de julio. Son los que ya se hacían secretarios de Estado (ultra, claro) en el gabinete de López Obrador. Personajes como Porfirio Muñoz Ledo, Claudia Sheinbaum o Martí Bartres se veían ya a sí mismos despachando a lo ultragrande desde algún ministerio ultrachido. Lo bueno es que al menos agarraron hueso en el gabinete ultraalternativo.

¿Quién asistirá a su toma de posesión? Trascendió que, además de Jesusa Rodríguez y Gerardo Fernández Noroña, se espera la destacada presencia de Elenita Poniatowska.

¿Quién será su vocero? Trascendió que Jesusa Rodríguez.

¿Quién será su chief of staff? Según fuentes de primera mano, será Jesusa Rodríguez.

¿Quién le cantará con esta guitarra? Pues Jesusa Rodríguez que, además de todo, es reconocida cantautora.

¿Habrá sana distancia? Hasta hoy, la respuesta es "no". Más bien lo que hay es una insana codependencia que el PRD no ha podido resolver. A este partido le hemos diagnosticado que sufre de una variante del síndrome de Estoc-olmo, que es el síndrome de Estoc-amlo. Mientras el primero consiste en que el rehén se enamora de su secuestrador, el segundo también. Sólo que en el primero, creemos, el secuestrador respondía al nombre de Olmo, y en el segundo de AMLO. Pero el PRD está en fase de terapia de shock para superar el trauma…

¿Habrá reformas? Más bien, seguirá habiendo Reforma, por si se vuelve a ofrecer para un plantón.

¿Habrá besamanos? ¡Ufffff, que si no! En el caso de López Obrador, esa ceremonia ha durado ya seis años. Y aunque ahora serán muchos menos los formados para besarla, los que se quedaron besarán la mano con mucho más fervor. Es más, algunos ya practican el beso de lengüita, francés y hasta beso negro para besar la mano pejítima que les dará de comer mientras la resistencia resista.

¿Él sí dará el grito? Más bien pegará el grito (a quien tenga más cerca) cuando vea que este 20 de noviembre no juntaron el millón de acarreados que le habían prometido (porque no alcanzó pa’los camiones).

¿Hará el tren bala? Sí, claro, obvio.

¿Con qué recursos? ¡Qué más da! Cuando se es pejítimo se puede prometer, no uno sino seis. Y por encima del muro fronterizo. Y al infinito y más allá. Y si nadie los ve, seguro es un compló.

¿Luis Mandoki filmará el evento? Obvio. Más que eso: no se pierda usted la nueva temporada de El Señor López, con los villanos de siempre y nuevas caras. "Presidencia pejítima: ¡más delirante que nunca!"

Deja plantón en Reforma arrepentimiento

Una comerciante ambulante reconoció que su participación en el bloqueo sólo le dejó pérdidas económicas

Ernesto Osorio

Ciudad de México (18 noviembre 2006).- Para los principales colaboradores del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador el plantón de la resistencia civil representó una movilización que marcará históricamente los comicios del pasado 2 de julio.

Pero al menos para tres ciudadanos de los más combativos seguidores del tabasqueño, los resultados del mismo no fueron satisfactorios.

Benjamín Alcántara, fotógrafo y videoasta, comenta que su participación en el bloqueo consistió en reunir testimoniales en video para darle voz a quienes no encontraban eco en los medios de comunicación.

El joven empresario comenta que a dos meses de haberse levantado el plantón, se dedica a producir otro tipo de documentales con el colectivo de artistas que le acompañaron más de 40 días y noches en el campamento de la delegación Azcapotzalco, pues los dirigentes del PRD y la resistencia civil únicamente les correspondieron con desprecio.

"Hemos tenido mucha suerte y el reconocimiento de la gente que está en el ambiente artístico o cultural y nuestro trabajo se va ahora a una muestra de documentalistas mexicanos a Nueva York, pero, curiosamente, los que encabezan el círculo político de la resistencia no nos ha dado ni las gracias y eso es muy decepcionante", lamentó.

El joven productor comentó que en el movimiento de la resistencia civil existen fallas y muchos personajes sólo participan por interés.

"Hay quienes sólo están para acomodarse, los que sólo buscan el hueso y eso lamentablemente lo hemos visto", concluyó.

Verónica Lugo Fuentes, comerciante en Ribera de San Cosme y recuerda que durante el plantón realizó guardias de 12 horas y participó en la elaboración de periódicos murales sobre Francisco I. Madero, en el campamento de la Delegación Cuauhtémoc.

Sin titubeos y pasados los días, se arrepiente de haber apoyado el bloqueo de Reforma.

"Ustedes preguntarán qué sacamos de esto realmente y yo la verdad, honestamente, no le saqué ningún provecho y no va a haber provecho para nosotros como comerciantes.

"Yo en lo personal quiero que nos den al menos atención, porque en lugar de estar mucho mejor en nuestra área de trabajo estamos mucho peor", dijo.

Verónica reconoció que durante el tiempo que duró el plantón tuvo pérdidas en sus ingresos, dinero que no volverá pese a que se les ofreció apoyo por parte de la dirigencia del PRD y la delegación Cuauhtémoc.

Germán Hernández Ortiz, un campesino de Ixhuatán de Madero Veracruz, regresó a un nuevo plantón en Paseo de la Reforma, pero esta vez para sumarse al movimiento de los 400 Pueblos que desde esta semana acampa en la explanada del Monumento a la Madre, en la esquina con Insurgentes.

"Nos pidieron venir otra vez en el Partido y aquí estamos, pues, aunque no ganemos nada", dice.

A sus casi 60 años, la memoria le traiciona y sólo recuerda que después de permanecer algunos días en el campamento de la delegación Tláhuac, regresó a su pueblo con las manos vacías y a esperar nuevamente un viaje para la Capital donde espera algún día encontrar un empleo.

Incumplen a simpatizantes

Ganadores de la Muestra de Cortometraje de la Resistencia Civil, convocada durante el campamento en Paseo de la Reforma, acusaron al diputado local del PRD Enrique Vargas y al promotor del evento David Mendoza, funcionario de la Delegación Azcapotzalco, de incumplir con el premio que se comprometieron a entregar, que consistía en la reproducción de su trabajo en 500 DVD.

Benjamín Alcántara, productor asociado con Ernesto Lehn en la realización del documental "XH-PG, la TV que te escucha y te ve", calificó como una burla el reconocimiento, que, dijo, se limitó a un trofeo que les entregaron el 12 de septiembre.

"Es muy decepcionante que te incumplan las promesas y hay que levantar la voz, en cualquier gobierno se supone que estamos luchando porque los políticos cumplan las promesas, no?", denunció Alcántara.

El productor y fotógrafo, quien forma parte de la empresa via69.com, que aglutina a varios fotógrafos y videoastas, indicó que enviaron algunas copias de su trabajo a Luis Mandoki, Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez, pero que hasta la fecha, nadie les ha devuelto siquiera un "gracias".

jueves, noviembre 16, 2006

Atentamente: López Obrador

Nudo Gordiano
Por: Yuriria Sierra

“Lo siento. Es así, y sólo así, como debo empezar esta carta. Pidiendo una disculpa. Por no haberlos escuchado, por no haber entendido a tiempo que éste era el barco de todos, no sólo mío. Por guardar silencios y nunca dar explicaciones. Perdón por pensar que ustedes se sumaban a mi causa por mera ambición y conveniencia. Por no entender que, sin duda, muchos de ustedes lo hicieron por convicción y sí, también, por amistad y afecto honestos y probados.

Discúlpenme, compañeros, por no entender a tiempo que su apoyo y su lealtad eran voluntarios, nunca obligatorios.

“Queridos compañeros perredistas: lamento muchísimo, de verdad, haber pensado que tenían el deber de seguirme adonde fuera, así fuera al abismo. Y creer que era su deber hacerlo a cambio de muy poco —a veces de nada—: es más, en ocasiones, incluso, a cambio de su propia anulación. Por no entender que teníamos que responder como equipo y no como un movimiento autoritario girando exclusivamente en torno a mi persona. Por no entender, en realidad, que aquí y con ustedes, el proyecto se llamaba ‘México’ y no ‘Andrés Manuel’. Que ustedes —cada quien con su talento, con su experiencia y conocimiento, con sus ganas— eran parte fundamental para alcanzar la victoria electoral. Perdón. Por ignorar el significado de la humildad, de la recapitulación, de la modestia. Perdón, sobre todo, por la palabra ‘perdón’: por no pronunciarla nunca.

“Me avergüenzo de mis desplantes, de mi arrogancia, de mis amenazas (reales o veladas). Me arrepiento de no haber visto en ustedes a hombres y mujeres realmente comprometidos con nuestra causa. Sí, debí decir ‘nuestra’ y no simplemente ‘mi’. Y si no supe asumirlo a tiempo, ahora es la vida la que me obliga a sentir su moraleja. Perdón a los que sacrifiqué en el camino por percibirlos como amenaza a mis ambiciones, perdón por tomar decisiones desde mis temores y fantasmas. Perdón por orillarlos a darme la razón sistemáticamente para no desatar un ataque de furia. O de vacío. Perdón por desconfiar del desacuerdo, del consejo, del aviso. Perdón. Por acusar de ‘traidor’ a quien no asintiera a ciegas. Por olvidar el significado de ‘complicidad’ y traducirlo como ‘reverencia’. Por creer que mi carisma bastaba para que el país me diera un cheque en blanco. Empezando por ustedes. Sí: perdón por minimizar su propia y legítima pasión.
“Sí: me equivoqué. Fallé cuando los desoí y me aferré tan sólo a mis coordenadas. Leí el documento que redactaron recién. Lo reconozco: no debí enfrentarme a Fox, debí asistir a todos los debates y reunirme con los empresarios, pero, sobre todo, debí confiar más en ustedes y menos en mi juicio ensombrecido por el miedo y la soberbia.

“Perdón por olvidar que no existe notoriedad ni cargo que sean eternos o que no sean prestados: que somos, como dicen por ahí, sólo aves de paso. Que lo único que permanece al margen del poder y sus absurdos es la satisfacción de haber hecho lo correcto. Y lo correcto empieza por casa: por la solidez de los lazos que uno teje con los suyos. Perdón, sobre todo, por no saber corresponder con el mismo cariño y entrega que ustedes me han tenido.

“Atentamente: Andrés Manuel López Obrador”

Posdata: Obviamente, esta carta nunca será escrita por el ex candidato. Y aunque sus compañeros perredistas sigan —cual Ariadna— sosteniendo el carrete con el hilo, todo parece indicar que AMLO no puede matar al monstruo. Después del 20 de noviembre y el 1 de diciembre, ¿podrá o se perderá para siempre en su propio laberinto?

martes, noviembre 14, 2006

¿Un peligro para México?

En unos días, la Señorita Desafuero se ceñirá una banda tricolor made in Taiwán acompañada de sus leales apóstoles. Al margen del evento, ya de por sí tragicómico, no me explico cómo éstos no prorrumpen en carcajadas cada que alguien los anuncia como, entre otros, el Señor Secretario de la Honestidad y de la Austeridad Republicana.

No se olvida que Rayito nunca se haya deslindado del camarada Chávez, ni de sus Panchos Villas, ni del de las ligas, ni de los APPOS —tan generosos a la hora de ofrecerle los despojos de su ciudad para llevar a cabo la charada—. Pero la realidad es que, aunque hubiera sido víctima del peor de los complots, aunque hubiera sufrido el más elaborado y maquiavélico fraude electoral del que se tenga memoria desde aquel que perpetraron Bartlett y Camacho —¡ups!—, AMLO se ha dedicado a convertirse en una patética caricatura de sí mismo, poniendo bajo la lupa sus enormes carencias intelectuales y de carácter. Sí, ahora da risa. Pero no quiero imaginarme qué hubiera pasado con semejante personaje en el poder.

A pesar de lo gastado del discurso, el asunto no es uno de ideologías. Quienes defienden o defendían a AMLO no lo hicieron por izquierdistas: no veo al tabasqueño discutiendo vicisitudes económicas o sociales más allá de su apolillada teoría del compló. Tampoco sus detractores eran necesariamente de derecha. Porque ni la derecha ni la izquierda pueden, por sí mismas, construir o destruir nada: los partidos socialistas europeos son modelos de previsión social, y el capitalismo americano, con todos sus bemoles, le produce a sus ciudadanos uno de los menores índices de pobreza del mundo. Por otro lado, las dictaduras fascistas sumieron a sus pueblos en la miseria y en la opresión, igual que sus contrapartes rojas en el resto del planeta. No, el vicio no está en el color, sino en quien lo secuestra para volverlo coartada y pertrecho de las peores atrocidades. Para, en suma, otorgarse el poder de imponerle a sus gobernados una voluntad —una vía, un credo, un camino— sin posibilidad de disenso ni de crítica.

Allí está el verdadero peligro para México. O para cualquier sociedad libre y en busca de una prosperidad armoniosa y duradera: al infierno las uniones gay. La prensa es un instrumento del compló. Los ricos son frívolos e ignorantes. La ultraderecha revocará el Estado laico. La izquierda quiere destruir nuestros valores. Y yo, y sólo yo, soy el camino, la verdad y la vida. Línchese a quien se linche, jódase quien se joda.

roberta@mty.milenio.com

PRD: otra farsa

Itinerario Político
Ricardo Alemán
14 de noviembre de 2006

Ahora resulta que el cambio del Ejecutivo federal es un asunto de contentillo para un partido político, que actúa como pandilla

Cuando faltan 17 días para que arranque de manera formal el gobierno de Felipe Calderón, pende de alfileres la protesta constitucional del nuevo presidente ante el Congreso de la Unión. Y es que contra la más elemental civilidad política, y en sentido contrario al orden jurídico que obliga a todos los encargados del poder público -como diputados y senadores-, el PRD se propone impedir "a como dé lugar", que el 1 de diciembre Felipe Calderón proteste como nuevo presidente.

Ahora resulta que el cambio del Ejecutivo federal -que incluye la transmisión de la banda presidencial del mandatario saliente al entrante, y la protesta de ley del nuevo presidente- es un asunto de contentillo para un partido político como el PRD, que en la práctica actúa como pandilla facciosa e inconstitucional, y en los hechos convierte en rehenes de sus venganzas políticas no sólo a las representaciones popular y de la Unión , sino a los tres poderes.

Pleito de callejón en el que la pandilla a la que le arrebataron la novia se propone vengar, "a como dé lugar", el orgullo lastimado. Comedia digna de payasos de circo que cumpliría con creces su cometido -arrancar la carcajada del graderío-, si no es porque en el fondo se trata de una estampa monumental que retrata de cuerpo completo el tamaño y el talante del PRD, de sus líderes parlamentarios y dirigentes nacionales, ventrílocuos del dueño real de ese partido, el señor López Obrador, que es la mano detrás del guiñol.

A la comedia de la "toma de posesión" de López Obrador como "presidente legítimo" -prevista para el 20 de noviembre- le sigue la tragedia de un partido político como el PRD, que abrazó la democracia como origen y destino y cuyos dirigentes, líderes parlamentarios, aliados y simpatizantes mediáticos parecen empeñados en convertirlo en caricatura de la izquierda mexicana. Esquizofrenia política más que rebeldía legítima de quienes se dicen agraviados. Primero inventaron un fraude que nunca probaron. Luego declararon "legítimo" a su jefe, pero no dejaron sus cargos en el Congreso. Más adelante financian desde el Congreso el circo del "legítimo", para luego incumplir con el mandato por el que protestaron, al impedir el cambio de Poder Ejecutivo y no cumplir la ley fundamental de la que, casualmente, se desprende su legitimidad como partido y como legisladores. Esquizofrenia extrema. Venganza colectiva.

En una democracia que se respete, con políticos y partidos serios y liderazgos en manos de verdaderos demócratas, la transmisión del Poder Ejecutivo federal -en un caso como el mexicano- no debía ser tema a discusión, en tanto esa transmisión de poderes se reglamenta por la Carta Magna. Pero el ánimo del PRD y de su dueño es confirmar que Calderón es un presidente "ilegítimo" y "espurio", no sólo por el supuesto fraude, sino porque no cumplió con el artículo 87 constitucional.

Y no, contra lo que suponen algunos, no sólo se trata de un ritual de la cultura política mexicana -transmitir la banda presidencial, que señala al depositario de la jefatura del gobierno y el Estado; y la protesta ante las representaciones popular y del pacto de la Unión-, sino que es un mandato constitucional. Dice el 87 de la Carta Magna : "El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente , en los recesos de aquél, la siguiente protesta: ‘Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión ; y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande´".

Así, "protestar ante el Congreso de la Unión " es un mandato constitucional, ineludible para las partes. El Congreso, a su vez, no es un símbolo sino un poder paralelo, que acota, sanciona y vigila a aquél, y cuya sede para ese acto es el Palacio Legislativo. El depositario del gobierno y el Estado protesta ante las cámaras del Congreso de la Unión -una vez que se le coloca la banda presidencial-, no porque se trate de un ritual, sino porque en ese acto -que reúne a los depositarios de los tres poderes- se ratifica no sólo el pacto de la Unión , que representan el Senado y los gobernadores ahí presentes, el respeto a la ley fundamental, sino que la nación mexicana tiene su asiento y su fuente de origen en la voluntad popular. Suponer que se trata de un mero rito es negar el acuerdo republicano, de división de poderes, fundado en la voluntad popular expresada en las urnas.

Esa es la trampa, la estratagema del PRD y de su dueño, López Obrador, quienes por la fuerza pretenden hacer rehenes a los tres poderes para incumplir un mandato constitucional que, al cumplirse, ratifica que Felipe Calderón y su gobierno son producto del mandato popular depositado en las urnas. Si no se cumple ese mandato constitucional, AMLO podrá presumir que Calderón y su gobierno son "ilegítimos", porque él, López Obrador es el presidente "legítimo" al que proclamó el pueblo. Se quiere aparentar que la farsa de AMLO es legítima. Pero en política la farsa dura poco. Al tiempo

aleman2@prodigy.net.mx

La bala de AMLO

Juegos de Poder
Por: Leo Zuckermann

Imagine usted a un grupo de cien presos que están intentando fugarse de una prisión. Enfrente de ellos, en la puerta, hay un policía con una pistola con una bala. Este es el único obstáculo que les impide escapar. Los reos discuten la situación. Si corren hacia el guardia, en el peor de los escenarios, uno de ellos recibirá el único balazo. El costo máximo sería un preso muerto a cambio de la evasión de noventa y nueve de ellos. Los internos razonan que esta relación costo-beneficio les conviene. Deciden, entonces, que todos correrán hacia la puerta a la cuenta de tres. El líder grita: “Uno, dos, tres”. ¿Cuántos presos efectivamente se lanzan en contra del policía?

Ninguno, si todos son racionales. Y es que todos quieren que el de junto sea el que se trague la bala. En otras palabras, quieren gorronear; obtener el beneficio mientras y que otro pague el costo.

Este es un ejemplo típico de un problema de acción colectiva. Pues bien, lo mismo ocurre con el grupo político que apoyó este año a Andrés Manuel López Obrador en su intento por ganar la Presidencia.

Quizás haya muchos políticos moderados que ya no les gusta el actuar radical de AMLO posterior a las elecciones. Es posible que haya otros que tienen su propia agenda. Marcelo Ebrard, por ejemplo, quien no oculta sus ganas de ser candidato presidencial en 2012. ¿Por qué no se deslindan de una vez por todas de AMLO? ¿Por qué no vemos más defecciones en su movimiento?

Pues porque nadie quiere ser el primero en escaparse y recibir la bala. Saben que AMLO todavía tiene la fuerza para aniquilar políticamente al individuo o grupo que se atreva a salir de su movimiento. El tabasqueño, con su severa retórica, lo tildará de traidor y se asegurará de que su futuro político se vea perjudicado.

A estas alturas, no dudo que haya políticos en el PRD, PT y Convergencia que ya estén pensando seriamente que AMLO es más un pasivo que un activo para sus intereses. Sin embargo, no se atreven a separarse del autoproclamado “presidente legítimo” porque quieren que sea otro el primero en romper y recibir la dura etiqueta de “traidor” que les impondrá un líder que sigue siendo muy popular, sobre todo en la izquierda mexicana.


Por eso, siguen apoyándolo. Estarán presentes el próximo lunes en un acto que parece irrisorio donde lo proclamarán “presidente legítimo”. Peor aún, han acordado impedir la verdadera toma de posesión del presidente electo, Felipe Calderón, el primero de diciembre. Saben, porque leen las encuestas, que esta acción le disgustará a la mayoría de la opinión pública; que su rijosidad tendrá consecuencias negativas para su imagen colectiva. Sin embargo, por no ser el primero en tragarse la bala de AMLO, ninguno de ellos se escapa. Y he aquí la paradoja: con tal de no asumir un costo individual, todos están dispuestos a asumir uno colectivo. Es como si los presos no sólo decidieran quedarse en la prisión sino que procedieran a inmolarse.

Así se ve desde afuera: todos yendo al sacrificio directo por la causa perdida de AMLO. Qué pena es observarlo cuando ahí dentro existe gente inteligente y bien intencionada. Qué triste que la izquierda está terminando de esta manera: atrapada por la bala de un líder errático y dispuesta a inmolarse por él.

lunes, noviembre 13, 2006

Es irreflexivo, intolerante, autoritario: con él hasta la muerte

Razones

Por: Jorge Fernández Menéndez

Es difícil entender a los seguidores de López Obrador. El movimiento, obviamente va en decadencia: en Puebla apenas si acompañaron unas 250 personas al “presidente ilegítimo”, sus guaruras terminaron agrediendo a los pocos periodistas que cubrían la nota, mientras el propio López Obrador los azuzaba y se quejaba de un “cerco informativo”. Los legisladores perredistas anuncian que han firmado un documento en el que se comprometen a “impedir la toma de posesión” de Felipe Calderón, pero al mismo tiempo se quejan porque les están descontando 40 mil pesos mensuales para financiar sus aventuras, incluida la “toma de protesta” del 20 de noviembre, que costará más de dos millones de pesos.

Las encuestas demuestran que, gracias a la actitud asumida por Andrés Manuel López Obrador desde el 2 de julio, ese partido regresó a su caudal electoral cercano a 20%; Juan Sabines en Chiapas se deslindó del ex candidato de inmediato en cuanto conoció el resultado electoral y el PRD perdió abrumadoramente en Tabasco.

En el Distrito Federal, Alejandro Encinas, que funge como un jefe de la resistencia civil y no de gobierno, acaba su gestión con la calificación ciudadana más baja desde cuando fue creada esa figura institucional.

Por si quedaran dudas, el balance electoral del propio PRD asume que el principal responsable de la derrota del 2 de julio fue López Obrador, que tuvo “exceso de confianza”, abandonó a las bases del partido, decidió, pese a los consejos en contrario, confrontarse con el presidente Fox y no asistir, porque consideraba que ya no era necesario, al primer debate entre los candidatos. Pero si se quiere ahondar más aún en la personalidad de López Obrador, en comprender por qué perdió las elecciones y está llevando al despeñadero al PRD, se debe leer el libro de Óscar Camacho y Alejandro Almazán, La victoria que no fue, publicado por Grijalbo.

No comparto algunas de las conclusiones del libro, pero su investigación nos muestra a un personaje como el que hemos descrito a lo largo de mucho tiempo: un hombre intolerante, incapaz de aceptar una crítica incluso en su círculo más íntimo, comprometido sólo con sí mismo, arrogante, con desprecio por su partido, por quienes lo llevaron a ocupar las posiciones políticas de las que actualmente goza y por los medios; rodeado por un grupo de aduladores a los que les dio todas las responsabilidades basado sólo en su amistad incondicional.

No es exageración: Óscar y Alejandro ofrecen todo tipo de detalles proporcionados por los acompañantes del ex candidato. Nos cuentan cómo la camioneta en la que se transportaba López Obrador se convertía en el Nico-spa, en el cual su amigo Nicolás Mollinedo, pasara lo que pasara, siempre le decía que iba muy bien, que ya habían ganado; cómo López Obrador había decidido ganar sin la televisión y terminó siendo el que más spots pagó en ella; cómo despreció a empresarios, comunicadores (“no les haga caso, licenciado”, le decía Nico cada vez que aparecía una crítica, “magnifican las cosas”; “es verdad, es una prensa vendida”, le contestaba entonces López Obrador); cómo decidió dejar fuera a la estructura del PRD para apoyarse en dos amigos: Alberto Pérez Mendoza y Francisco Yee (“con ellos no se metan, respétenlos, no quiero escuchar ninguna queja, apóyenlos en todo”, le advirtió López Obrador a todo su equipo), que no sabían nada de elecciones, mismos que dilapidaron 300 millones de pesos sin garantizar siquiera a los representantes de casilla. Cómo decidió colocar como candidatos, sin consultar a su partido, a una serie de priistas impresentables, pero cómo rechazó, según la versión recogida en el libro, el respaldo de algún gobernador de ese partido porque “le caía mal”. Cómo traicionó a Cárdenas desde la misma noche del 2 de julio de 2000.

Es increíble que un candidato tan poderoso no aceptara leer los periódicos; cómo todas las encuestas eran rechazadas, incluso en ocasiones las suyas, si no demostraban lo que él quería ver. Cómo su equipo era incapaz de poder opinar sobre algo que le disgustara y cómo ese grupo de hombres y mujeres, algunos tan soberbios, no atinaban a contradecir a su jefe, aunque estuviera diciendo la mayor de las barbaridades.

Un ejemplo entre muchos: “desde principios de abril —dice el libro de Almazán y Camacho—, Andrés Manuel les dijo (a su equipo) que sólo acudiría a un debate y nada más. Y nadie se atrevió a siquiera hacerle el más mínimo señalamiento. Todos sabían que había asuntos en los que López Obrador no admitía réplica y que la forma en que se conducía la campaña era una facultad sólo de él.

Andrés Manuel nunca trabajó en equipo. Y quienes lo rodeaban, su gente cercana, fueron únicamente satélites, que hacían lo que López Obrador les ordenaba”. Un caudillo, continúa el texto, “que se creyó infalible, indestructible. Que nunca trabajó en equipo, que nunca escuchó a nadie”.

Y ni una fuente del libro proviene de los adversarios de López Obrador: todos los que hablan son los suyos o se refiere a medios que simpatizaron con él. Almazán y Camacho incluso reconocen que el 2 de julio, AMLO fue su candidato y por él votaron. Y allí siguen, tras ese hombre irascible, intolerante, arrogante y sin sentido de la realidad, un grupo de dirigentes perredistas, que saben y asumen todo esto, que lo aceptan en voz baja pero continúan llevando adelante una farsa que sólo puede llevarlos a la ruina.

¿Cómo teniendo un diagnóstico tan preciso se pueden sacar conclusiones tan equivocadas?, ¿así pensaban que López gobernaría el país?, ¿con base en estos datos no es correcto decir que hubiera sido un presidente autoritario, irreflexivo, nepotista y antidemocrático? Vaya paradoja: nadie describe mejor las incapacidades de López Obrador que su propia gente. ¿Hasta cuándo y por qué seguirán a tal personaje?

Carta al Sendero del Peje!!!!

Querido Víctor Hernández
El Sendero del Peje
P R E S E N T E

Realmente no se que pensar de las acciones del boicot que organizas, mis amigos en la escuela se burlan de mi porque me niego a consumir los productos espurios, me hacen constantemente bromas con esto, el otro día en la ceremonia de la escuela fui el hazmerreír de toda la escuela al permanecer parado por 2 horas ya que la silla era de Coca-Cola, al final me desmaye de cansado y cuando desperté me estaban dando una Coca para reanimarme y para acabarla de fregar estaba sentado en la silla espuria !!, se que hice mal y me arrepiento y es por eso que te escribo, pero tengo sentimientos encontrados cuando veo en tu blog que el boicot es todo un éxito y al llegar a mi escuela mi pupitre esta lleno de notas que indican lo contrario, el Viernes me encontré con el reporte del ultimo trimestre del 2006 de FEMSA, compañía que maneja la marca Coca-Cola en México, y resaltaba el hecho que de Coca-Cola el volumen total de ventas incrementó 4.0% a 272.9 millones de cajas unidad para el tercer trimestre de 2006, comparado con el tercer trimestre del 2005, esto es solo mencionado solo un producto, porque en las otras marcas lo números que reportan son mucho mejores.

La burla no para en eso, ya que mis compañeros me piden constantemente que incluya en la lista del boicot los negocios de sus papas, dicen que están bajos de ventas y que ocupan un “empujoncito”, se que es difícil esta situación, pero no se que decirles, les he dicho que te escriban directamente a ti y que solo te hagan una critica y ya esta garantizada la entrada en la lista.

Finalmente me despido relegado en el recreo de mis compañeros, ya me apodan “La Cola”, pesando 5 kgs menos porque en la tiendita hay puros productos espurios y en pie de lucha porque nuestro boicot sigue creciendo… pero las ganancias de las empresas espurias.

Saludos combativos,

“La Cola”

domingo, noviembre 12, 2006

Para entender a Andrés Manuel López Obrador.

Es la campaña. Su campaña. Lo aclaman. Lo adoran. Bañado en sudor. Enardecido por las masas. Sueños y delirios. Impulsado por la marea humana que le exige más, lanza la frase: …y al Presidente de la República, con todo respeto, le digo: cá-lla-te… cha-cha-la-ca…

Poco después, a solas, uno de sus colaboradores le pide prudencia. "Fox será lo que quieras, pero la gente lo ve bien. Todavía lo quieren. Ten cuidado… no lo ofendas… te puede afectar". Andrés Manuel lo oye sin responder.

Al día siguiente vuelven las masas. Y los delirios. López Obrador está donde le gusta estar: bajo el sol, entre la gente, dominador, frente al micrófono que lo exacerba. Es su territorio. Vuelve al discurso y vuelve a la ofensa: … y al Presidente de la República, con todo respeto, le vuelvo a decir: cá-lla-te… cha-cha-la-ca…

Desafiante, deja llegar los aplausos. Retador, clava la mirada en el colaborador que le aconsejo prudencia con esa frase. Con los ojos le dice: pues lo vuelvo a hacer cuantas veces quiera.

Oficina del candidato. Hay nuevo coordinador de campaña y se llama Jesús Ortega. Es el primer encuentro y el veterano líder de izquierda —él sí lo es— dice aceptar el cargo bajo ciertos lineamientos. Hay que hacer esto. Hay que hacer aquello. El candidato asiente afirmativamente con la cabeza. Es todo. Aceptado.

Pero ya en la puerta, con Ortega a punto de salir, Andrés Manuel López Obrador sube la voz y le advierte: Pero no se te olvide, Jesús, que aquí mando yo.

Los gobernantes y su naturaleza. La que se lleva en la piel, la que dicta el corazón. Así son. Eso los marca para bien o para mal.

López Obrador lleva en su naturaleza parte de su desgracia política. Ayer esperanza, hoy caricatura. El viernes pasado, un documento titulado Balance Electoral del 2006, elaborado por el PRD, concluye que Andrés Manuel y su equipo perdieron las elecciones por diversos factores, principalmente por la confrontación con el presidente Fox, no asistir al primer debate entre candidatos, descalificar las encuestas y por la mala relación con los medios.

¿Cómo respondió AMLO? Con nuevas ofensas contra los medios, calificándolos de "alcahuetes de la derecha" y provocando la ira de sus seguidores contra los reporteros. No aprende.

Los poderosos y su naturaleza. Nada que hacer.

Pide AMLO recursos a legisladores para su toma de posesión

Solicitó donar 40 mil pesos a cada uno
El propósito de la "cooperación voluntaria" es reunir seis millones y medio de pesos


El Financiero en línea

México, 9 de noviembre.- El ex candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, solicitó a los 127 diputados federales y 26 senadores de ese partido, donar 40 mil pesos cada uno para la organización de su "toma posesión como presidente legítimo".

El propósito de la "cooperación voluntaria" de los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) es reunir seis millones y medio de pesos, para financiar el acto que se llevará a cabo el 20 de noviembre en el Monumento a la Revolución.

Durante una reunión de la bancada del PRD en San Lázaro se ventiló dicha propuesta, así como las acciones que se prevé asuman los legisladores perredistas el 1 de diciembre, a fin de boicotear y en su caso impedir la ceremonia de transmisión de poderes.

Diputados federales que asistieron anoche al cónclave realizado en el Salón Heberto Castillo del recinto legislativo, comentaron a Notimex que incluso el propio López Obrador se ha dado a la tarea de llamar uno a uno a cada senador y diputado para invitarlos a toma de posesión del 20 de noviembre.

Se comentó que durante dicho acto, en el Zócalo, el tabasqueño pretende "comprometer" a los legisladores asistentes en frente de la militancia y simpatizantes del PRD y del Frente Amplio Progresista, para que impdidan "a toda costa" la toma de posesión de Calderón Hinojosa.

En la reunión de los diputados federales del PRD, se dio un debate sobre las acciones a tomar el próximo 1 de diciembre en el Salón de Plenos de San Lázaro e incluso hubo algunas posturas confrontadas entre hacer el vacío, colocar una manta negra en las curules o evitar a toda costa la ceremonia.

Entre los diputados que se pronunciaron, de acuerdo con las declaraciones de los diputados asistentes que optaron por el anonimato, destaca la de Valentina Batres, que incluso ha propuesto un decálogo de acciones para impedir la toma de posesión de Calderón.

Asimismo se destacó que en el tema de la "donación" de los 40 mil pesos para la toma de posesión de López Obrador y que redituaría una bolsa global de seis millones de pesos, no hay consenso e incluso un abierto rechazo de la mayoría.

Otra de las posturas en la bancada perredista es que si bien se debe protestar contra la toma de posesión del panista, se deben evitar las actitudes radicales, porque eso aislaría electoralmente al partido y a la bancada de aprobar cualquier reforma constitucional, al declararse una abierta confrontación con el PAN.

Consultado al respecto, el diputado federal Raymundo Cárdenas, aseguró que aún no se definen las acciones que tomarán en San Lázaro el 1 de diciembre, "pero seguramente serán en proporción al fraude y las irregularidades que se cometieron el pasado 2 de julio".

En tanto, la diputada Ruth Zavaleta afirmó que la fracción perredista realizará acciones que impidan la toma de posesión del panista.

Aseguró que las diferencias en el PRD residen en si las negociaciones con el Partido Acción Nacional (PAN) para realizar las reformas estructurales se inician antes o después del 1 de diciembre.

Dijo que para el PRD, el 1 de diciembre no es el fin de la lucha, porque lo importante es impulsar las reformas estructurales a través de la agenda legislativa que planteó el Frente Amplio Progresista. (Con información de Notimex/HCH)

sábado, noviembre 11, 2006

¿Y el fraude?

Estima PRD derrota a exceso de confianza

Identifica evaluación fallas en estrategia de campaña y promoción del voto

Alberto Aguirre


Ciudad de México(10 noviembre 2006).-El exceso de confianza dominó a Andrés Manuel López Obrador y a su equipo de trabajo durante la campaña presidencial, de acuerdo con una evaluación elaborada por la dirigencia nacional del PRD.

El documento "Balance electoral 2006", presentado ayer a los 250 consejeros nacionales del sol azteca por el presidente del partido, Leonel Cota Montaño, detalla que hubo equivocaciones en las estrategias de campaña, de promoción del voto y de defensa postelectoral.

Generado para responder a la pregunta: ¿Por qué perdió Andrés Manuel López Obrador?, el análisis fue realizado por los integrantes del CEN y un grupo de 20 representantes de las distintas corrientes partidistas, que identificaron 11 "desaciertos" durante la campaña electoral.

Las causas fundamentales están relacionadas a la intervención gubernamental y al supuesto fraude gestado contra López Obrador, aunque también identificaron al exceso de confianza en el triunfo y la falta de acuerdos con actores políticos y sociales externos a la izquierda.

"No aprovechar la posibilidad de generar un acuerdo con el SNTE, lo que efectivamente hizo el PAN, y con lo que obtuvieron un millón de votos. Importantes sectores priistas que, previendo el triunfo de AMLO, buscaron acercamientos con el partido y el candidato, a los cuales no se les dio importancia", se estableció como segunda causa.

"No se generaron acuerdos con el sector empresarial, fueron desdeñados en la idea de no generar compromisos. Al igual, con los gobernadores, sindicatos y movimientos sociales", se agregó.

También influyó la "confrontación con el Presidente (Vicente Fox)" y la inasistencia al primer debate, "lo que generó un posicionamiento muy importante para Calderón y su despegue en las encuestas".

Con los medios de comunicación, se determinó, el candidato de la Coalición por el Bien de Todos tuvo una "magra relación" y continuamente descalificó a las encuestas. Tampoco se atendió la vinculación con movimientos sociales y con sectores importantes como el de los jóvenes y las mujeres

Al final, se resume, hubo una "nula estrategia" en la estructura electoral del partido, incluso en los estados donde son competitivos.

En el documento, que fue distribuido por la oficina de Cota Montaño, quedaron evidencias las diferencias entre el equipo de campaña de López Obrador y las estructuras partidistas.

En la promoción y defensa del voto no existió coordinación en ningún nivel, se estableció.

"Se marchó durante toda la campaña electoral en sentidos distintos y no se logró conjuntar esfuerzos", se enlistó.

En las conclusiones, se subrayó la necesidad de reivindicar el papel del activismo partidista dentro de las campañas electorales.

"Nunca más debe ser ignorada o desplazada la experiencia del militante del partido, máxime si la carga financiera es responsabilidad del Instituto", se asentó.


Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo

ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/nacional/articulo/707017/

Fecha de publicación: 10-Nov-2006

martes, noviembre 07, 2006

Responsabiliza AMLO a Fox por 'bombazos'

El ex aspirante a la silla presidencial pidió seguir las indicaciones de la APPO, a la que calificó de organización ejemplar

Alberto Aguirre


Ciudad de México (7 noviembre 2006).- El resurgimiento de grupos guerrilleros es responsabilidad del Presidente Vicente Fox y del grupo de empresarios y políticos que desde la perspectiva del perredista Andrés Manuel López Obrador al parecer permitieron un fraude electoral el 2 de julio, consideró este martes el ex candidato de la otrora coalición Por el Bien de Todos a la Presidencia de México.

"Si quieren llegar al fondo y quiénes son los responsables, los culpables de los bombazos, tienen que llamar a declarar cuando menos a Vicente Fox, a Carlos Salinas de Gortari, a Claudio X. González, a Roberto Hernández, a Felipe Calderón, a Elba Esther Gordillo y a los medios de comunicación que se prestaron para convalidar el fraude del 2 de julio", enfatizó.

López Obrador encabezó hoy un mitin de apoyo a la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), en el Hemiciclo a Juárez, localizado en el Centro Histórico del Distrito Federal.

Ante poco más de 3 mil seguidores, el dirigente perredista dirigió un mensaje al Procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, luego de que la corporación a cargo de este último atrajera la investigación de los ataques ocurridos la madrugada del lunes.

"No le andemos dando vueltas al asunto, ellos son los responsables de esta crisis política, porque no les importó destruir la incipiente democracia de México con el empeño, con la decisión de frenarnos", externó.

Junto a López Obrador estaban Leonel Cota y Martí Batres, dirigentes del PRD; Alberto Anaya y Alejandro González Yáñez, del PT, y Dante Delgado, de Convergencia, además de una veintena de diputados locales y federales.

A ellos, López Obrador les pidió seguir en adelante las indicaciones de la dirección colectiva de la APPO.

"Vamos a adherirnos a lo que decida la APPO, que es una organización ejemplar de este movimiento. Estemos pendientes para cualquier llamado de la APPO y que todos participemos. No vamos a dejar solos a los oaxaqueños, hasta que renuncie Ulises Ruiz a la Gubernatura, desaparezcan los poderes y se salga la Policía Federal Preventiva", abundó.

En su discurso, el político tabasqueño dio su aval a la nueva propuesta para la desaparición de poderes que presentaron legisladores del Frente Amplio Progresista en el Senado de la República y demandó al Partido Acción Nacional sumarse a esa exigencia.

"Pronto vamos a saber de qué lado están, aunque ya lo sabemos, pero es necesario que se divulgue más, para que toda la gente lo sepa. Vamos a saber a ciencia cierta si están del lado del pueblo de Oaxaca o del lado de un cacique corrupto y arbitrario, como el Gobernador de Oaxaca", sentenció.

AMLO: la hora de la soledad

Razones

Por: Jorge Fernández Menéndez

Dice el cantante Fito Páez que la soledad es una droga dura. Tiene razón. Lo sucedido el viernes cuando López Obrador dio a conocer su "gabinete", lo refleja. Ya semanas atrás, la estrepitosa derrota de Tabasco, donde perdió 20 puntos en dos meses, había sido la señal de que su estrategia era un fracaso. Esta misma semana, cuando intentó treparse a la movilización de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los oaxaqueños lo dejaron hablando solo en el Hemiciclo a Juárez. Para la conformación de su "gabinete" no encontró un solo político de peso que quisiera acompañarlo. La hora de la soledad, de empezar a pagar las cuentas, ha llegado y, para colmo, ese proceso apenas comienza en el caso de López Obrador.

Hay muchas cosas notables entre los nombres que dio a conocer el viernes el ex candidato, pero de esos seis hombres y seis mujeres no hay uno solo que no haya sido su colaborador, que no pertenezca al equipo de incondicionales. La mayoría, incluso, han sido los miembros más oscuros del gobierno capitalino: Raquel Sosa, Bertha Luján, Claudia Sheinbaum, Bernardo Bátiz, José Agustín Ortiz Pinchetti, Asa Cristina Laurel, Laura Itzel Castillo: ninguno de esos nombres conlleva, siquiera, un sello de mínima eficiencia en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Sosa tiene como único mérito su amistad con el tabasqueño, su desempeño en el Gobierno del Distrito Federal pasó, en el mejor de los casos, desapercibido; Bertha Luján fue una contralora a modo; Sheinbaum no hizo nada por el medio ambiente en la ciudad, pero como responsable de las grandes obras públicas del lopezobradorismo le debemos obras inconclusas y marcadas por el secreto fiduciario para que nadie pueda saber cómo y en qué se gastó el dinero (pero eso le sirvió para establecer los grandes acuerdos con muchos constructores que financiaron la campaña de López Obrador y se espera que ahora financien su nueva aventura); Bátiz ha sido un desastre como procurador capitalino: ¿qué mejor ejemplo que la incapacidad para encontrar a los asesinos del ingeniero Blamer, aquellos del famoso BMW blanco que se les ha esfumado a sus agentes?; Laurel, que en sus ensayos académicos criticó siempre el sistema de salud pública, cuando lo tuvo en sus manos lo llevó a la peor condición de su historia reciente; Laura Itzel es una mujer respetable, pero el padre, Heberto Castillo, hubiera detestado la forma en la que Laura Itzel permitió innumerables actos de corrupción en los permisos para construcción en la capital. Se podría seguir con todos y cada uno de los "designados", quizá con la excepción de Ortiz Pinchetti, pero no tiene sentido continuar con una lista que sólo representa una extensión de lo peor del lopezobradorismo, un movimiento cuyo deterioro se refleja, mejor que nada, en la intolerancia del sucesor de López en el DF, Alejandro Encinas, que cuando el viernes un grupo de vecinos, de los pobres a quienes su gobierno dice representar, se quejaron porque en el distribuidor vial de Tasqueña (una obra inaugurada, una vez más, a las apuradas y sin concluir) no hay cruces peatonales, los ignoró, declaró que él "de lengua se comía un plato" y abandonó presuroso el lugar rodeado de guaruras.

Sin embargo, se pueden realizar varias lecturas interesantes viendo quiénes no están en esa lista. Por principio de cuentas no está uno solo de los nombres que se manejaron en la campaña: ninguno de ellos quiso aceptar la propuesta de López Obrador para integrarse a su presidencia "legítima". Bueno, no están ni siquiera la mayoría de los integrantes de su equipo proselitista. No hay nadie que represente alguna corriente perredista fuera de la encabezada por René Bejarano, que tiene presencia sólo en la capital del país. Pero el Partido de la Revolución Democrática no figura, como no figuró en la campaña, en la nueva estructura de AMLO.

Si el PRD no está presente en ese equipo es más comprensible aún que no estén, tampoco, sus aliados: pese a lo que se dijo, no hay una sola figura de los partidos que conformaron la coalición Por el Bien de Todos. No hay representantes de Convergencia ni del PT, tampoco de sectores de la izquierda independiente, mucho menos ex priistas o panistas con una carrera propia.

Uno de los datos más significativos es que ni uno solo de los designados es siquiera conocido fuera de la capital del país. Ninguno viene de la política estatal, ninguno representa a alguna fuerza en el resto de las entidades de la República. Ninguno , tampoco, tiene relación con los gobernadores perredistas de Guerrero, Zacatecas, Michoacán o Baja California Sur. No hay dirigentes ni de los estados ni de las universidades ni de los sindicatos ni de los centros empresariales ni de los medios de comunicación. Tampoco especialistas reconocidos en ninguno de los principales ámbitos de la vida nacional.

¿Qué se podría esperar de un equipo que no es representativo de la pluralidad política, social y cultural del país e incluso de su partido o de la alianza que impulsó la candidatura de López Obrador y que no está integrado por dirigentes políticos o sociales y tampoco por especialistas? Sólo lealtad absoluta al "líder". Eso es lo que buscó López Obrador, sabiendo que le ha llegado la hora de la soledad, incluso entre los suyos. Irá ahora, con este grupo, al acto del 20 de noviembre, mismo que nadie va a obstaculizar porque significa la culminación del ridículo, de la autoinmolación de un dirigente que ha dilapidado de la forma más insensata su capital político. Después del 20 de noviembre, de la llegada al poder de Felipe Calderón y de que Marcelo Ebrard asuma el gobierno del Distrito Federal, ese grupo irá cayendo en el olvido.

Con todo, puede haber una buena noticia. El que López Obrador se haya llevado a todo ese grupo de desprestigiados ex funcionarios del Gobierno del Distrito Federal, implica que ya no estarán en el gobierno de Marcelo Ebrard. Allí tiene éste una oportunidad para iniciar un camino nuevo, con gente más capaz y preparada, mirando al 2012.